En el hogar de cuatro hermanas, éramos una banda de risas y travesuras, especialmente cuando se trataba de nuestro libro favorito, Los Tres Gatitos.
Pero un día, ¡zas!, el libro desapareció misteriosamente, prestado por mamá.
¡Qué tragedia! Con la valentía de una detective, me lancé a la búsqueda junto a mis
hermanas, ¡pero la casa del amigo resultó ser un laberinto sin salida!
El tiempo pasó, y yo, más perdida que un calcetín en la lavandería, decidí canalizar mi creatividad en la creación de muñecas, ¡mis Pandoras!
Entre hilos y botones, encontré pedacitos de mi niñez perdida y, ¡vaya sorpresa!,
mi búsqueda del libro se convirtió en una aventura para encontrarme a mí misma.
¡Pero la emoción estalló como un volcán cuando finalmente encontré el libro perdido! ¡Fue como encontrar un tesoro en el fondo del mar! Corrí a contarles a mis hermanas, ¡y juntas revivimos nuestras travesuras con los gatitos traviesos una vez más, esos gatitos que se comían el pastel con sus guantes y su mamá los retaba!
Pero lo más divertido de todo fue darme cuenta de que, aunque el libro ya no era el mismo, habíamos cambiado el paso del tiempo nos ha transformado,
¡pero mi espíritu aventurero de seguir mis instintos y mantener el lado alegre y positivo de la vida sigue más vivo que nunca!
Porque al final del día, lo que importa no es tanto el libro en sí, ¡sino no perder de vista mi esencia eso que nos hace únicos!
En cada página, en cada recuerdo, encontré la certeza de que la esencia de quien soy nunca se pierde, siempre está ahí, lista para recordarme la belleza de la vida y la importancia de mantener viva la niña que llevamos dentro.
¿Y tú, tienes alguna historia que te haga reír y emocionarte al mismo tiempo?
¡Compartila conmigo y que la diversión nunca termine!
Comments